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Novena Entrega Claves Libro Tlanté

Queridos amigos luminosos, Tlanté tiene un símbolo en su pecho: un ojo con una estrella de cinco puntas en su interior, viene de Venus, cuyo símbolo es una estrella de ocho puntas presente en las comunidades ancestrales, y más específicamente en Chile, tanto en el pueblo mapuche como en comunidades de la cuarta región…y curiosamente en el lejano oriente (Persia-Irán) que según últimas investigaciones, este símbolo habría sido llevado a esos lugares desde América en tiempos muy lejanos y precisamente hasta donde se han seguido las huellas, provendría del norte chico de Chile. Existe una tradición entre los miembros de una etnia desconocida llamada Catahueches, que menciona a Venus y sus protectores quienes les habrían anticipado la llegada de los españoles y por una misteriosa razón debían preservarse de posibles invasiones. Para ello les recomendó separarse por familias y perderse entre las montañas de Los Andes del norte de Chile, al interior de Ovalle. Debido a ello nunca fueron encontrados y hasta hoy, sobreviven en el anonimato y como muestra de su existencia sólo existe un cerro llamado Catahueche. (por si hay dudas, tuve la oportunidad de conocer a una mujer Catahueche quien aún vive con su familia, alejada aún de todo, en plena cordillera.

El lito de esta fotografía es un testimonio pétreo de la representación de la estrella Venus y se han encontrado numerosas muestras, preferentemente en la zona mencionada. En Perú, tal como lo comenta Waman en un capítulo del libro, el Cusco habría sido fundado por Mama Ocllo, u Orejona como también se le conoció…habría aterrizado en el Lago Titicaca proveniente de Venus y sus descendientes serían quienes habitan esos lugares. Como dato de este símbolo (recordatorio de circuitos electrónicos) esta estrella está relacionada con la red electromagnética que vibra en la forma humana…una muestra visual de ello podemos encontrarla en el hombre vitrubio de Leonardo da Vinci. Entre los saltos en el tiempo, en el año 2014, al finalizar un encuentro con los sabios ancestrales, los cinco amigos tienen un encuentro con el sabio Qunak, el consejero quien les entrega un cuerpo -cristal geométrico de unos cinco centímetros de diámetro conformado por dos pirámides interconectadas, que en plano correspondería a una estrella de seis puntas, entre cuyas múltiples potencias estaba la construcción del equipo de vuelo y también la recuperación de la sabiduría superior, según fuera el tipo de programa a encender…”Esta kuyllúr (estrella) representa un warani (constelación), ustedes la conocen como merkabah, aún que es sólo uno de sus nombres y potencias. Ellos también están aquí, son hijos del cristal y les envían este presente”, todo esto antes de que tuvieran que enfrentar un ataque de quienes se oponen al gran Plan humanidad.

En el capítulo “señales” Tlanté se preparaba también para enfrentar serios peligros, confiaba plenamente en el ojo de la estrella de cinco puntas “Es el símbolo más poderoso y su sello protector contra la disolución, el más temido de todos los ataques en el mundo físico. Este es el único lugar en los universos donde esto es posible y en el que ningún trabajador del plan superior estaba libre de recibirlo”. Por eso él lo llevaba grabado en su túnica como recordatorio de la existencia de este circuito electrónico, listo a encenderse bajo la orden adecuada y en la frecuencia de conexión correcta. Amigos de los talleres del desierto y de los retiros andinos, ustedes ya saben de esto y su importancia, por experiencia. Por último, en otro capítulo del libro está el siguiente texto: Los Mayores contaban con millares de seres-energía que deberían llegar a la Tierra en un futuro potencial, cuando se cerrara un ciclo y antes de abrirse el siguiente, en el “momentum” de las aperturas temporales. Los vehículos físicos de los guerreros de la estrella de ocho puntas contendrían las memorias ancestrales de la tríada original electrónica de Amor, Sabiduría y Poder que ahora conformarían Waman, Kuntur y Curaca, bajo el impulso resonante del AMOR: Sólo una pincelada a esta amplísima información que no cabe en este texto, pero sí, como dice Tlanté, está en la experiencia de quien comience a conocerse a sí mismo.

Un abrazo de luz azul.

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