Con este cuadro de la Pintora Magdalena Correa, inspirado en Tlanté reinicio mis entregas, queridos amigos, luego de mi regreso desde Colombia, donde viví grandes experiencias junto a extraordinarios seres. Una vez terminada la iniciación de los guerreros en el templo etérico de Huanakauri, el sabio se reunió con los tres amigos elegidos para formar la Triada que conformaría el Muro de contención del Plan Original. Ellos eran Kuntur, Waman y Curaca. Debían estar preparados en corto tiempo, les había dicho. Curaca (el guerrero y guardia) estaría encargado de la fuerza estratégica y protección física y etérea. Waman debería encargarse de averiguar e informar sobre las actividades sombrías y advertir a tiempo. Su preparación como chaski (el mensajero o periodista) le permitía recorrer grandes distancias en instantes por si fuera necesario y su frecuencia amor le daba una protección extra en los terrenos peligrosos, aunque no era infalible; dependería de su propia maestría. En cuanto a Kuntur (el Amauta) sería el consejero y guía. De acuerdo a las indicaciones de Tlanté, esta tríada debía actuar independiente a él. “Ustedes son los guardianes de la estrella de ocho puntas y esta tarea es vuestra” les había comunicado al final de la reunión. Más adelante, prepara a Yank quien jugaría un papel diferente, pero no menos importante. “Pon atención. Debo prepararte para que estas capacidades que traes, a través de tu visión de lo invisible, puedan activarse de manera correcta. Formas parte de un gran plan superior de creación en que todos nosotros hemos participado desde el principio. Estamos en tiempo de gestación y a partir de ahora habrá fuerzas que se opondrán de forma tenaz para que fracase…y esas fuerzas parten en su mayoría de tu propio interior, así que todos debemos estar atentos ante cualquier imprevisto.

En el transcurso de sus aventuras, nuestro amigo habla de varias estrellas: de cinco puntas, de ocho puntas y de seis puntas, cada una de ellas constituyen símbolos trascendentales, cuyo significado y aplicación tanto en los universos internos del ser, como en el gran multiverso serán motivo de la próxima entrega. Por lo pronto los invito a reflexionar sobre los roles individuales que conforman el quehacer creador de los seres humanos, la importancia de la auto maestría y la relación con el “carro de la victoria” (el que se construye entre todos, pero cada uno en su especialidad) que en varias ocasiones les he explicado en nuestras reuniones.

Un gran abrazo de luz azul.